Portafolio de Evidencias

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jueves, 3 de junio de 2010

Reflexiones sobre los prejuicios


“Basta con que un hombre odie a otro para que
el odio vaya corriendo hasta la humanidad entera”.
Introducción
Los prejuicios, según Feldman, R. (2003) son evaluaciones negativas (o positivas) acerca de grupos y sus miembros.
Para Martínez, M.F. (2006), “el prejuicio es una orientación socialmente compartida que se da en las relaciones intergrupales que determinan, a su vez, su intensidad y dirección”. En tanto que Ashmore,Oskamp, y Brow, (1979, 1991, 1998, cit. en Martínez, M.F. 2006) aluden al prejuicio como “un complejo fenómeno que se refiere a cualquiera de las siguientes expresiones o a todas ellas: (1) mantenimiento de actitudes sociales o creencias cognitivas despreciativas, intolerantes, injustas e irracionales hacia otro grupo de personas; (2) expresión de afecto negativo hacia el exogrupo; y (3) manifestación de conductas hostiles o discriminatorias hacia los miembros de un grupo por el hecho de pertenecer a él.”
Investigar sobre los prejuicios nos remite necesariamente a hacer una reflexión personal sobre nuestras propias actitudes; ¿Cuál es la reacción que tenemos ante un hecho o circunstancia que no se acomode a nuestra escala de valores morales? ¿Qué estereotipos dan forma a nuestros prejuicios y cómo se manifiestan éstos? ¿Podemos modificar o erradicar nuestros prejuicios?
Estas líneas pretenden, apenas, esclarecer algunos conceptos básicos relacionados con la naturaleza del prejuicio y cómo se conforma éste en el individuo desde el punto de vista psicológico y social, para dar una respuesta incipiente a las interrogantes planteadas.
Naturaleza del prejuicio
En 1901 encontramos referencias en torno al prejuicio tales como “admitir una opinión sin haberla juzgado; de este modo, en todas las partes del mundo, inspiramos a los niños las opiniones que queremos, antes que puedan juzgarlas” Y, el autor desconocido, agrega: “Creíamos por prejuicio las fábulas que nos contaron meciéndonos en la cuna: nos refirieron que los titanes hicieron la guerra a los dioses y que Venus se enamoró de Adonis; a los doce años tomamos esas fábulas por verdades, y cuando, cumplimos veinte las consideramos como ingeniosas alegorías.”1
La anterior, es una concepción ingenua que refleja en sí misma el prejuicio de que a determinada edad las personas utilizaremos, casi de manera natural, el pensamiento crítico, y que haciendo uso de nuestras habilidades cognitivas de análisis y  abstracción podremos llegar  a un conclusión objetiva. Qué bueno sería que sucedería así con todos los prejuicios que vamos aprendiendo, primero, a través de nuestros padres, y posteriormente por la influencia de los distintos grupos sociales de los que formamos parte. Por fortuna en la actualidad, ciencias como la filosofía, la psicología y la sociología, nos ofrecen otras explicaciones y visiones más integrales de nuestro comportamiento y de cómo se gestan los prejuicios en los seres humanos.
En este sentido, Feldman, R. (2003) desde un enfoque psicológico define a los estereotipos “…como creencias y expectativas generalizadas acerca de grupos sociales y sus miembros”. Éstos pueden ser positivos o negativos y conducir a la formación de prejuicios. Por ejemplo, el prejuicio racial ocurre cuando una persona es evaluada en función de la raza y no de sus características individuales. Los estereotipos y formas de prejuicio más comunes tienen que ver con las clasificaciones raciales, religiosas y étnicas.
Asimismo, de acuerdo a la teoría de la identidad social, empleamos el sentido de pertenencia a un grupo como reforzador de nuestra autoestima, y al resaltar los valores propios de nuestro grupo, tendemos a devaluar a los otros grupos sociales, manifestando conductas discriminatorias, tal como lo argumentan Campbell y Sherif (1965, 1966, cit. en Martínez, M.F. 2006, p.7), según su teoría del conflicto intergrupal, cuando dos grupos compiten por metas o recursos supuestamente incompatibles (puestos de trabajo, ayudas sociales, etc.), se observa que el conflicto subyacente trae consigo el deterioro de las imágines mutuas (estereotipos negativos sobre los inmigrantes), discriminación y hostilidad intergrupal.
Por otra parte, según los enfoques del aprendizaje social, tanto los estereotipos como los prejuicios son aprendidos en el seno familiar. Los sentimientos de aceptación o rechazo hacia determinados grupos sociales, religiosos y étnicos son moldeados por el comportamiento de los padres, otros adultos y sus pares. Kryzanowsky y Stewin,Fagot, Lumbach y O Boyle,Yenerall (1985, 1992, 1995, cit. en Feldman, R. 2003, p. 594).
Modificación de los prejuicios
Existe un vínculo indisoluble entre estereotipos, prejuicios, moral y cultura, como lo explica Echegoyen, J., parafraseando a Nietzsche: 
… el concepto de dogmatismo moral consiste en creer en la objetividad y universalidad de los valores morales: el cristianismo sitúa los valores en el ámbito eterno e inmutable de la mente de Dios; pero la moral tradicional, dice Nietzsche, se equivoca totalmente pues los valores morales no tienen una existencia objetiva, ni como una dimensión de las cosas, ni como realidades que estén más allá de éstas, en un mundo objetivo; los valores los crean las personas, son proyecciones de nuestra subjetividad, de nuestras pasiones, sentimientos e intereses, los inventamos, existen porque nosotros los hemos creado.
… en realidad los valores se crean, y por ello cambian y son distintos a lo largo del tiempo y en cada cultura.
En efecto, los estereotipos van cambiando con el tiempo, ya sea por la fuerza de la costumbre, por las luchas sociales, por la influencia mediática, por intereses económicos, o bien por la regulación del Estado a través de leyes, reglamentos y normas, y con ello la consiguiente modificación de los prejuicios, de tal forma que la evaluación respecto a determinadas conductas deja de ser negativa.
Sin embargo, el hecho de que cambie la percepción no quiere decir que los individuos muestren, en automático, una actitud positiva hacia los miembros del grupo que rechazaban, por lo tanto es necesario definir nuevas formas de comportamiento social dirigidas a extinguir los prejuicios y la discriminación. En este sentido, Feldman, R. (2003) propone algunas estrategias que ya han sido experimentadas por algunos psicólogos y han reportado resultados positivos.
Estrategias para abolir los prejuicios:
  • Aumentar el contacto entre el objetivo del estereotipo y el poseedor del estereotipo.
  • Destacar los valores positivos y las normas contra el prejuicio.
  • Proporcionar información sobre los objetos del estereotipamiento
  • Reducción de la vulnerabilidad al estereotipo, es decir, hacer saber a los afectados que los estereotipos son imprecisos y que algunas características atribuidas a su grupo social o raza pueden ser falsas.
 Conclusiones:
Los prejuicios son un constructo social, producto de la influencia de los más poderosos. En la actualidad los medios masivos de comunicación juegan un papel determinante; en especial la T.V.; define estereotipos, moldea prejuicios, deciden que es válido y que deberá ser rechazado por la sociedad; es decir, dirigen el pensamiento de un gran porcentaje de la población que pasa largas horas frente al televisor.
 Se manifiestan en actitudes de discriminación, de rechazo sutil o abierto, de menosprecio hacia el otro, de intolerancia, de intransigencia, de negación, etc., y nos impide acercarnos a lo diferente, a lo nuevo, a lo que es contrario a nosotros. Los prejuicios encuentran su origen en el desconocimiento y en la carencia de un pensamiento crítico fuerte. Se gestan al interior del núcleo familiar y responden a una cultura determinada.
No obstante, en tanto que obedecen a conductas aprendidas, los prejuicios son modificables mediante el conocimiento y una actitud crítica hacia los hechos o grupos de personas que nos generan esas actitudes de rechazo y menosprecio. Y en este sentido, sería útil para la sociedad que los educadores tomáramos consciencia del doble rol que juega la escuela para la erradicación de los prejuicios; por un lado, habrá de promover el pensamiento crítico en sus alumnos y por otro, reforzar los valores morales y éticos con relación a sí mismo y con relación al otro.

 
Referencias:

 Echegoyen, J. - FRIEDRICH NIETZSCHE (1844-1900) Resumen de su pensamiento
     Recuperado el 27 de marzo de 2010 de:

 Feldman, R. (2003). Psicología (Con aplicaciones en países de habla hispana). (4ª ed.).       México: Editorial Mc Graw Hill.

Martínez, M.F. Una aproximación a las actitudes y prejuicios en los procesos migratorios.
     Revista electrónica Psicología Científica.com
     Publicado el 17 de noviembre de 2006. Recuperado el 22 de marzo de:

Voltaire-Diccionario Filosófico. (EDICIÓN ÍNTEGRA - Agosto 2007)
     Recuperado el 27 de marzo de 2010 de:

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