Es bueno que se conforme una “red de apoyo” como una actividad planeada para los alumnos del Módulo Propedéutico de la Maestría en Comunicación y Tecnologías Educativas. Siempre es positivo se promueva la integración, la colaboración.
Sin embargo, considero que el ser humano por sus propias características de ser social, busca estar en contacto con otras personas. Esto se da en todos los ambientes y el medio educativo no tendría por qué ser la excepción, por el contrario, el aula ha sido un lugar de convivencia por excelencia, un ambiente escolar nos ofrece la oportunidad de ser auténticos, de actuar sin poses, sin prejuicios, y generalmente tenemos un comportamiento diferente al de nuestro trabajo, en donde somos más cuidadosos, y es lógico, pues se ponen en juego muchos intereses que tienen que ver con nuestra imagen, el reconocimiento y sobre todo con nuestra seguridad económica.
Pero aquí, en la escuela, aunque es curioso emplear este término para denominar nuestras reuniones casi virtuales del CECTE, estos breves momentos de trabajo colaborativo son un oasis para nuestra formación, pero sobre todo para nuestra necesidad de interrelación, que incluye la escucha, el contacto, la retroalimentación, los comentarios profundos y también los simplistas, que dan lugar a la sonrisa y a la carcajada franca, abierta. Así, en plena libertad, sin prejuicios ni fingimientos, cada uno de nosotros va construyendo su propia red de apoyo, va identificando intereses mutuos, valores, habilidades, fortalezas y debilidades que dan lugar a la complementariedad, a la admiración, al deseo de hablar y de trabajar junto a esas personas, y casi de manera imperceptible se van perfilando nuestros incipientes amigos, y de la misma manera sin darnos cuenta, pasamos de los temas estrictamente académicos a las platicas personales, a compartir alegrías y tristezas, a estar al pendiente de nuestros asuntos y de nuestro avance, etc.
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